lunes, 31 de marzo de 2008

Kokolo Afrobeat Orchestra: pasión incontrolable.

Desde que descubrí a Femi Kuti y consecuentemente a Fela Kuti y Tony Allen, creo haber incorporado algo realmente interesante e importante a mi “biblioteca” musical, esa que cada uno lleva dentro.
Luego llegarían Antibalas y ahora de repente, de sorpresa, Kokolo afrobeat orchestra. Ya el nombre del grupo sonaba atractivo y la posibilidad de verlos en la diminuta (pero guapísima) sala del Tempo club de Madrid que, a propósito, posee un sonido más que magnífico, lo hacía irresistible.


Luego de que los teloneara la muy buena banda encargada de las jams de los jueves en el local, los Kokolo salieron a repartir sonrisas, energía y mucho, pero mucho ritmo.
El cantante, guitarrista e interlocutor Ray Lugo, un neoyorquino hijo de venezolanos, mantuvo un dialogo caliente con el público desde el primer minuto en perfectísimo castellano, cosa que amenizó más una noche cálida como atardecer nigeriano.
A lo largo del show estos siete increíbles músicos no hicieron más que hacerme dar cuenta que el afrobeat (en este caso enriquecido con constantes alusiones a la salsa y el funk) es un género todavía adelantado a su tiempo. Un secreto a voces que en 2008 sigue conmoviendo a un oído entrenado y hasta sobrecargado. Con sólo pensar que esto suena como un movimiento vanguardista a esta altura del partido, siento una irrefrenable curiosidad por lo que se debería sentir en los setentas al descubrir a monstruos revolucionarios como Fela Kuti (a quien Kokolo dedicaron “Vote black president”, nada que ver con Barack Obama, claro) y Tony Allen.

Entre tanto Kokolo tocaban sus discos con una precisión sorprendente y con una actitud visceral, casi punk. Pura energía positiva, puro exorcismo de malas ondas. Sublime baño de vida en las manos de músicos que solo están en esto por aquello de la pasión incontrolable. Como debe ser.