lunes, 15 de noviembre de 2010

Oddity Faire I. 29 de marzo de 2009. Terminal 5. New York City. El día que Elvis se disfrazó de Les Claypool





Existe, en el costado inteligente de la música estadounidense, un grupo que agitó las bases de varios géneros. Primus revolucionó la escena del rock progresivo, el funk y el jam rock, entre otros. Máquina perfecta integrada por tres partes hoy libera a su principal engranaje. Les Claypool anda suelto. Que viva la genial ridiculez.




El Oddity Faire es -según sus anuncios- un “mutado mini festival que incluye a Les Claypool”; en realidad es mucho más que eso. Con el espíritu de los primeros Lollapalooza, aquí se reúnen grupos de tendencias absolutamente dispares. En su paso por Manhattan, el festival contó con las actuaciones de los increíbles Secret Chiefs 3 -combo de marcada influencia medio oriental, liderado por un ex Mr. Bungle y Faith No More; música del mundo vuelta hardcore-, los white thrash O’Death -desaliño con sonido de banjos y mandolinas sobre bajos gordísimos- y el psico-hiphopero Saul Williams con su bizarra estética robótica y sonido en plan NIN.
Cayendo la noche luego de la avasallante actuación de Williams venía el último interludio a cargo del Coney Island Circus Sideshow, un clásico freakshow con tragasables, gente de lenguas bífidas y señores con miles de piercings en la cara, para dejar lugar a la estrella de la noche. Presentando su nuevo disco Of funghi and foe, Claypool y su banda dan un golpe visual y sonoro que desestabiliza tu cerebro al instante. Atuendos que incluyen máscaras caricaturescas y smokings para la banda -cello, batería y percusión-, para Les una infinidad de vestimentas a la cual más destacable, en especial una hilarante y realista de Elvis.
Claypool en todos sus proyectos se rodeó de –como mínimo- un guitarrista y un baterista, hasta que al plantear el formato de banda de su nuevo disco, pensó que era aburrido seguir dependiendo siempre de esos instrumentos clásicos. Así es que la nueva formación le da a los temas de Of funghi… un carácter notablemente orgánico. Lo más llamativo es como se adaptan a esta formación los temas antiguos, ¡suenan tan bien o mejor que antes! Como es de esperarse y teniendo en cuenta la inagotable creatividad del californiano, el show recorrió temas de sus numerosos discos solistas y algún clásico de Primus como “American life” y “Wynona’s big brown beaver”.
Es impresionante ver como controla los diferentes tipos de bajos que usa durante el set. Cuando intercambia sus instrumentos según las necesidades del tema a tocar es como si cambiase una parte de su cuerpo. Viéndolo, uno llega a pensar cuanto tiempo hay que dedicar a aprender y tocar con constancia para ser un buen bajista… ¿5 años? ¿10 años? ¿20? Para tocar como Les Claypool hace falta más de una vida. Ahí está, este pibe en su otra vida también fue bajista.

Big 

santodealer@gmail.com

Oddity Faire I. 29 de marzo de 2009. Terminal 5. New York City. El día que Elvis se disfrazó de Les Claypool

Existe, en el costado inteligente de la música estadounidense, un grupo que agitó las bases de varios géneros. Primus revolucionó la escena del rock progresivo, el funk y el jam rock, entre otros. Máquina perfecta integrada por tres partes hoy libera a su principal engranaje. Les Claypool anda suelto. Que viva la genial ridiculez.


El Oddity Faire es -según sus anuncios- un “mutado mini festival que incluye a Les Claypool”; en realidad es mucho más que eso. Con el espíritu de los primeros Lollapalooza, aquí se reúnen grupos de tendencias absolutamente dispares. En su paso por Manhattan, el festival contó con las actuaciones de los increíbles Secret Chiefs 3 -combo de marcada influencia medio oriental, liderado por un ex Mr. Bungle y Faith No More; música del mundo vuelta hardcore-, los white thrash O’Death -desaliño con sonido de banjos y mandolinas sobre bajos gordísimos- y el psico-hiphopero Saul Williams con su bizarra estética robótica y sonido en plan NIN.
Cayendo la noche luego de la avasallante actuación de Williams venía el último interludio a cargo del Coney Island Circus Sideshow, un clásico freakshow con tragasables, gente de lenguas bífidas y señores con miles de piercings en la cara, para dejar lugar a la estrella de la noche. Presentando su nuevo disco Of funghi and foe, Claypool y su banda dan un golpe visual y sonoro que desestabiliza tu cerebro al instante. Atuendos que incluyen máscaras caricaturescas y smokings para la banda -cello, batería y percusión-, para Les una infinidad de vestimentas a la cual más destacable, en especial una hilarante y realista de Elvis.
Claypool en todos sus proyectos se rodeó de –como mínimo- un guitarrista y un baterista, hasta que al plantear el formato de banda de su nuevo disco, pensó que era aburrido seguir dependiendo siempre de esos instrumentos clásicos. Así es que la nueva formación le da a los temas de Of funghi… un carácter notablemente orgánico. Lo más llamativo es como se adaptan a esta formación los temas antiguos, ¡suenan tan bien o mejor que antes! Como es de esperarse y teniendo en cuenta la inagotable creatividad del californiano, el show recorrió temas de sus numerosos discos solistas y algún clásico de Primus como “American life” y “Wynona’s big brown beaver”.
Es impresionante ver como controla los diferentes tipos de bajos que usa durante el set. Cuando intercambia sus instrumentos según las necesidades del tema a tocar es como si cambiase una parte de su cuerpo. Viéndolo, uno llega a pensar cuanto tiempo hay que dedicar a aprender y tocar con constancia para ser un buen bajista… ¿5 años? ¿10 años? ¿20? Para tocar como Les Claypool hace falta más de una vida. Ahí está, este pibe en su otra vida también fue bajista.

 Big 

santodealer@gmail.com

jueves, 15 de julio de 2010

Fishbone: el sonido de la libertad en Buenos Aires.

Fishbone es toda una institución en la música estadounidense. Sobrevivieron a los sintetizadores ochenteros, al grunge, al revival ska, al nü metal, al gansta rap. En 30 años ofrecieron tanta (buena) música como para hacer el soundtrack de la vida de toda una generación inquieta, que siempre buscó nuevos puntos de vista. Norwood Fisher, bajista y co-fundador de la banda, habla de los años en la carretera, Lollapalooza, los amigos y el secreto del éxito de su banda.

El tiempo pareciese pasar de otra manera para Fishbone. Hacen ya cuatro años de su último disco de estudio –Still stuck in your throat-, pero la pasión por el escenario de estos genios no se diluye con el pasar de los días. Prueba fiel de ello es el magnífico nuevo registro en directo de la banda, Live in Bordeaux (Terre a ter, 2009), una doble edición CD-DVD que bien vale la pena por la calidad de sonido y por su presentación. Ahora sí tenemos un gran disco en vivo de una gran banda en vivo. Live… es una excelente aproximación a lo que debería ser un disco en directo: sonido impactante, bien definido y, al mismo tiempo, absolutamente orgánico. Pura energía a tracción de sangre y huesos.

Desde Santa Mónica, el bajista y co-fundador de la banda, Norwood Fisher, se hace un rato entre los ensayos de la banda, sus clases de bajo (¡da clases particulares!) y sus sesiones de surf para hablar un rato de la vida; de la vida de un Fishbone.

ADULTOS DE 16 AÑOS.

Cuando ves a esta banda en su hábitat natural, el escenario, no sólo admirás su actitud, sino el profesionalismo y el frenesí con el que desarrollan su show. La fascinación crece cuando uno piensa en el tiempo que llevan en la carretera y ahí te preguntás: ¿Qué es lo que mantiene ese arrollador entusiasmo vivo? Norwood es claro al respecto, “Personalmente está todo muy relacionado con mi niño interior. Alrededor de los seis años comencé a soñar lo que hoy vivo. A veces me inspiro en mí a los 15, 16 años que es de donde viene mi juicio musical original y a menudo me pregunto si a “ese chico” le gustará la música que hago ahora. Como banda, lo que realmente mantiene este nivel de pasión y compromiso es simplemente el amor a la música. ¡Realmente amamos lo que hacemos! Y lo que hacemos, si bien nos esforzamos por crecer y explorar nuevos campos, siempre tiene que ver con el sueño de unos pibes de 15, 16 años. Eso es lo que nos mantiene más inspirados.”

Yo no sé si al niño interior de Norwood le gustarán los nuevos temas de Fishbone, me imagino que sí, pero lo que estoy seguro es que a las nuevas generaciones les encantarían los primeros visionarios y atemporales discos de Fishbone. La banda siempre fue un torrente de creatividad y cada álbum tiene su importancia histórica, aunque Norwood cree saber cuál fue el que más aportó al legado de la banda:”Aunque es difícil de definirlo, creo que el primer disco –el EP homónimo de seis temas, de 1985- con “Party at ground zero” al frente fue el Big Bang que comenzó todo”. Dice convencido.

MOMENTOS SUBLIMES.

Y hablando de gloriosas épocas, Fishbone fue junto a Jane’s Addiction y Red Hot Chili Peppers, parte fundamental de la revolución alternativa de la escena angelina. Aunque sólo sea por una caprichosa fantasía personal, es inevitable preguntarle sobre aquella explosión de sonidos y colores de finales de los 80s. “Tengo recuerdos muy agradables de aquel tiempo. Sumergirme en la experiencia de intentar recordar todo lo que pasaba no es algo que haga a menudo. Tampoco era fácil en aquel momento realmente darnos cuenta de lo que las tres bandas estábamos logrando o el efecto que estábamos creando en otros músicos. Aunque está claro que fuimos parte de la creación de todo un mundo muy emocionante. Me gustaría pensar que la base de aquella amistad sigue en pie. Aunque quizá no nos comuniquemos en largos períodos de tiempo, cada vez que lo hacemos, yo veo básicamente a la misma gente, con el mismo amor y respeto el uno por el otro.”

Aquel tiempo fue un momento de gran expansión para la música rock “de mente abierta” en Estados Unidos en general, no sólo en Los Angeles. Solo por ejemplificar, en San Francisco Primus y Faith No More hacían su camino y en Nueva York Living Colour inauguraban un nuevo punto de vista. “Creo que esas bandas y nosotros somos parte del gran cosmos de la misma escena, sí. A pesar de que quizá nosotros los influimos en alguna medida, eran bandas creadoras de algo original y distinto. Son tan influyentes para el tapiz musical de hoy en día como Fishbone.”, reflexiona.

Quizá el lugar donde mejor se definió aquella revolución creativa fue el mítico festival Lollapalooza –una idea original de Perry Farrell, líder de Jane’s Addiction y Porno for Pyros-. Por supuesto, Fishbone fue parte de dos de las ediciones más codiciadas del festival en 1991 y 1993.

“¡Lollapalooza! ¡Wow! La relación con otros grupos fue lo que más aportó. Básicamente se trataba de tráfico de botellas de un camarín a otro. Iba al dressing room de Alice In Chains y había vodka, de ahí al de Babies in Toyland a brindar con Jack Daniel’s. Luego a la sala de ensayo de Dinosaur Jr. a beber Glenn Fiddick, ¡para terminar con nuestros amigos de Primus compartiendo unas Guiness! Y todos ellos venían a nuestro lugar a beber tequila o cualquier cosa que teníamos a mano. Arrested Development no se enfiestaban tanto pero nos hicimos muy amigos también. ¡Era una fiesta de amor y respeto ente bandas cada día!” se ríe Norwood.

Luego de aquel momento, el de mayor exposición mediática, Fishbone entró en una etapa de cambios que impactaron en la formación de la banda. Aunque varios músicos muy talentosos abandonaron la banda, Norwood y Angelo Moore –sublime frontman, cantante y también co-fundador del grupo- se las arreglaron para conseguir los mejores reemplazos posibles. “Aunque aprecio a la formación actual, siempre extrañaré a los miembros originales. Juntos, con una asombrosa humildad, hemos creado un universo alternativo en el campo de la vibración musical. La actual formación tiene una química genial y creo que estamos aptos para crear una destacada obra de arte, pero la formación original fue la que rompió los esquemas.”

MÚSICA QUE TE ALARGA LA VIDA

Hace ya unos años y luego de ver a Fishbone en directo en un sucio club punk rocker en las afueras de Madrid se me vino a la cabeza una frase que bien define lo que se vive en un show de la banda; para mí Fishbone es una banda que te alarga la vida. Le cuento está conclusión a Norwood y, luego de exclamar con alegría “¡Wow, man, eso sí que es profundo!” le pregunto cómo definiría él a su propia banda; acá el veredicto: “Fishbone es el sonido de la libertad. ¡Lo hacemos como lo sentimos! Podemos moderarnos o no estar de acuerdo en qué dirección musical ir, pero no tememos a los territorios inexplorados.” Y, querido Norwood, ¿Cuáles serían las bandas que a vos te alargan la vida? “Pues evidentemente son muchas: The English Beat, The Specials, Madness, The Selector, Bad Manners, Bad Brains, The Sex Pistols, Gang Of Four, Fear, The Circle Jerks, Devo, Jimi Hendrix, Sly and the Family Stone, Art Tatum, Sun Ra, Fela Kuti, Cab Calloway, Chuck Berry, Little Richard, Bo Diddly, KISS, David Bowie, etc. etc. Sin embargo y aún así, la música que más alarga mi vida es la que proviene del universo George Clinton/Parliament/Funkadelic/Bootsy Collins. Mi vida está muy alargada gracias a su creatividad.”

Todas esas influencias, toda esa historia y más de una decena de discos geniales, definen a Fishbone como un clásico, un proyecto artístico realmente exitoso que siempre funcionó en su mejor nivel, estando en el ojo de la prensa o no. Norwood es parte importantísima de este éxito y quien mejor que él para dar un consejo sobre como cumplir los sueños en la vida. “Mi consejo es que intentes hacer lo que realmente amás, sea cual fuere la profesión. En la música es mucho el amor que hay que ofrecer, por que al ser arte, nadie puede garantizar que tu trabajo sea reconocido. Me atrevería a decir que, sin importar el nivel de éxito que puedas lograr, siempre habrá dificultades, las cuales serán más leves si el amor en tu corazón es suficiente como para experimentar la alegría -esa razón por la cual la música es sagrada- a través de los tiempos más duros.”

Adriano “Big” Mazzeo

santodealer@gmail.com

MAS DATA!





NORWOOD RIDER!

“Posiblemente nuestros shows es vivo sean suficiente ejercicio como para mantenerme en forma, pero vivo en la soleada Santa Monica y el surfing es una de mis mayores pasiones. No soy bueno, me considero intermedio o casi bueno. Voy mejorando con las sesiones. También me gusta mucho el snowboard. En Los Angeles podés practicar los dos deportes ¡en el mismo día!”

BIG IN EUROPE!

“El público europeo tiene una relación con arte diferente al norteamericano. En Europa no se juzga a la música por el color del músico. Esto ha estado cambiando en USA y Fishbone tiene que ver con ese cambio.”

¡BIENVENIDOS!

“¡Amamos tocar en Argentina! ¡La energía de la gente está on fire! Nuestros amigos de Los Fabulosos Cadillacs son muy graciosos, en Argentina nos trataron como reyes. ¡Nos vemos en la próxima gira!”

Fishbone Latin American tour 2010

20 July 2010 at Buenos Aires/Argentina
22 July 2010 at Sao Paulo/Brazil
23 July 2010 at Porto Alegre/Brazil
24 July 2010 at Rio de Janeiro/Brazil
25 July 2010 at Sao Paulo/Brazil

NORWOOD RECOMIENDA…

Sus nuevas bandas favoritas:

+Westbound train www.myspace.com/westboundtrain

+Viva Voce www.myspace.com/vivavoce

+The Thermals www.myspace.com/thethermals

+Outlaw Nation www.myspace.com/outlawnation

TRULIO DISGRACIAS

“Es mi proyecto paralelo, tenemos un disco y otro por terminar. Estoy tratando de recordar quienes han colaborado, pero es imposible, ¡Son 75 músicos! (Nota: entre ellos, músicos que pasaron por Primus, Red Hot Chili Peppers, Pearl Jam, Frank Zappa, Black Uhuru, Parliament, Bad Brains, Herbie Hancock y más). 12 canciones y más de dos horas de puro funk improvisado.”

www.myspace.com/truliodisgracias

ANGELO IS IN THE HOUSE!

Un mínimo ida y vuelta con el otro jefe de Fishbone:

He visto la película Idlewild donde Norwood, John (Steward, batería) y vos hacen un buen cameo. Siempre creí que podrías ser un excelente actor, ¿estás pensando en actuar profesionalmente?

-No, aunque actualmente estoy buscando una agencia de actores que me represente. También seguiré haciendo cuantos cameos pueda.

¿Cómo comenzaste a tocar el theremin?

-Empecé en Atlanta, GA cuando estábamos grabando Chim Chim’s badass revenge, pasé por un estudio donde sonaba uno e inmediatamente me enamoré de ese psicodélico sonido.

santodealer@gmail.com

domingo, 3 de enero de 2010

FAITH NO MORE. REY POR UN DÍA.

Si hay una banda que me marcó desde la adolescencia cuando somos una esponja musical, esa fue Faith No More. De ellos fue mi primer concierto –en agosto de 1991- y gracias a su indescriptible sonido, encontré la música que aunaba todos mis gustos –e incluso iba mucho más allá-, en esa época repartidos entre el hard rock, el thrash, el reggae, el viejo hip hop y la electronica mas pop.
Con los años mi admiración por estos cinco freaks no hizo más que crecer. Me convertí en coleccionista de toda edición oficial y pirata que anduviese suelta por ahí y en 1997 viajé a USA a verlos.
Es fácil imaginar que la noticia de su regreso –y el posterior anuncio de gira latinoamericana- este año, fue sublime para mí.
Apenas anunciadas las fechas, tomé la decisión: me voy con mi pequeña familia a verlos a Chile. Allí habían programado un concierto de estadio como cabezas de cartel, lo que se convertiría en el más grande de la historia de FNM. Tuve suerte, ya que debido a las excelentes ventas de ese show se agregó otra función “para fans” en un pequeño teatro. Doble alegría para mí y para Santiago, única ciudad del mundo donde en este tour tocaron dos veces.



Luego de pasear por la bonita capital trasandina, llegó la hora del show. La espera dentro del teatro tenía un clima espiritual. Éramos muchos los que estábamos por cumplir algo más que un sueño; apuesto a que la mayoría ni siquiera habíamos soñado con algo así.
Sobre las 21.30 comienza la locura. Impecables, los californianos, abren el festín con la tétrica intro de “Scarface” para dar paso al tsunami sónico de “Collision”. Se me salía el corazón. Inexplicable fue la sensación cuando comenzó a sonar la emblemática “The real thing”. El show –donde sonaron “Caralho Voador”, “Ricochet” y “Be aggressive” entre el clásico set- fue una sucesión de fuertes latidos, piel de gallina de pies a cabeza y satisfacción extrema por disfrutar nuevamente en vivo de ese todo sonoro tan grande.
Al día siguiente el nivel de sorpresa disminuyó pero no el de emoción. El estadio Bicentenario estaba colmado. La banda, en su estado de gracia natural, brilló ayudada por un coro de 25.000 personas absolutamente poseídas por lo que pasaba en el escenario. Esta vez las rarezas fueron “RV”, “Cuckoo for caca” y “Pristina”.
Con la revolución sensorial que generaron esas increíbles noches, encaramos la vuelta a Buenos Aires.
Ya en el aeropuerto de Santiago, mi flamante remera de FNM comprada en el primer show, generaba comentarios: “Hey, ¿has visto pasar al Mike Patton?” comenta una simpática señora (sí, una señora, de unos 50 años. Es increíble hasta donde llega la popularidad de la banda en Chile). “Dicen que por ahí andan los Faith no more”, decía un guardia de seguridad. Yo, escéptico en principio, comenzaba a estar curioso. Faith No More tocarían al día siguiente en Buenos Aires, con lo cual era posible que allí estén y, aunque sonase muy loco, también era posible que coincidiéramos en el avión.
Pues así llegamos a la puerta que correspondía a nuestro vuelo y… si, si. Allí estaban. Cinco de las personas que moldearon mi “cabeza musical” esperando el mismo vuelo que yo, mi chica y mi chiquito. Fotos de rigor, comentarios relajados, cordialidad absoluta, gracias con mi niño… todo esto en media hora felizmente surrealista.
Al llegar a Buenos Aires, coincidimos en la cinta donde se retiran los equipajes. Aprovechando la espera en común, le comento a Mike Bordin (batería) que soy periodista musical y que me gustaría hacerle una nota post tour. El, gentilmente y con cierta incomodidad responde que tienen un acuerdo de banda por el cual no dan notas y, aunque no da por zanjado el tema, me dice que de cualquier modo podía “hacer algo por mí”: “Elige un tema para mañana”, sugirió. La iluminación se apoderó de mi y le pedí “A small victory”; un tema increíble que bien refleja el abanico sonoro de la banda, quizá su single más castigado, tocado en vivo solo un puñado de veces en la corta gira de 1993.
Al otro día en el Club Ciudad de Buenos Aires, donde acudí junto a 18 amigos del alma con quienes crecimos juntos con FNM como soundtrack, la banda volvió a sonar celestial y “A small victory” volvió a sonar en vivo. Yo pensaba: “Esa es la mejor fiesta en la que jamás estuve”, como dice la letra del himno “King for a day”.






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