martes, 19 de agosto de 2008

Café Tacuba conquista Malasaña

Sólo una banda consolidada, grande con mayúsculas, puede triunfar en un macro festival como Rock&Rio y después cautivar a propios y extraños en una sala pequeña de Malasaña (Taboo), atiborrada de gente no sólo entregada al disfrute de las canciones redondas de Café Tacuva sino con la seguridad de haber asistido a un concierto memorable.
Y es que sus composiciones funcionan igualmente bien para caldear el ambiente previo a un gigante como Bob Dylan o ganan en la distancia corta de un show para 300 afortunados.
No faltaron sus éxitos de siempre y las nuevas canciones suenan frescas y profundas a un tiempo. Tocaron sus versiones de “Chilanga banda” y “No controles”, “Eres” es, sin rodeos, una canción de amor perfecta compuesta por Emanuel, el otro cerebro del grupo; “Cero y uno” demostró por qué la prensa anglosajona los bautizó como los Radiohead latinos; “Ingrata” desató la alegría del público mayoritariamente latinoamericano, pero los europeos (privilegiados que ya saborean su música) también daban brincos.
Rubén, el vocalista, llenó el concierto de frases comprometidas con el libre pensamiento (hoy que nadie osa pensar…) y su grito de “¡Viva un mundo libre!” retumbó en un par de kilómetros a la redonda. Los otros tres músicos fundadores del Café Tacuba conviven tan bien desde hace ya 20 años (esta gira sirve para filmar un documental que celebra dos décadas de buena música) que sus sonrisas y felicidad sobre el escenario contagian todo. Y hay que decir que el baterista cumplió con creces su labor de doble pistón en una banda con tantos registros sonoros, endiablados ritmos y cambiantes secuencias. Por que lo mismo tocan fibras del alma con un sentido bolero (“María”) que revientan la pista de baile con un acelerado pop (“Chica banda”).
La última parte del show, dedicada a complacer las peticiones del público, casi nos hizo olvidar a todos lo mucho que extrañamos el violín veracruzano con que acompañan sus sones jarochos, pero salimos todos más que satisfechos ante la apabullante pasión musical de un gran y consagrado Café Tacuba.
Por que mejor yo me echo una cheve, y chance enchufo una chava…




Poncho Granjero para Santo Dealer.