lunes, 10 de diciembre de 2007

Ratatat en directo: ha nacido el futuro.

Gracias al espíritu de mezcla de los intensos años noventa podemos ver, en la actualidad, como se desarrolla una etnia de artistas cuya música es capaz de reflejar el dorado legado aquella década. Sin dudas, una de las principales páginas de esta historia la escriben los invencibles Ratatat. Su música remite imágenes grunge, emo y hasta heavy metal, aunque nadie evita el término electronica cuando intenta definirla.
La maravillosa conjunción de misteriosos beats, un bajo atmosférico y, de ratos, bailable, sonidos vintage de teclado y la enorme guitarra de Mike Stroud (un tío que toca solo las notas que cada momento requiere o la versión austera de un guitar hero metalero) fijan cimientos y montan un escenario musical que suena a los temas que haría un robot con su metálico corazón roto.
El directo que ofrecieron en la fecha madrileña del Wintercase, fue otra muestra fehaciente de su sensato poder. Después de tanto grupo (bien o mal) prefabricado, una opción con la originalidad de Ratatat es pura emoción para los sentidos de un auténtico amante de la música.
Basando el show en los hits de su Classics, enamoraron a propios y ajenos. Una oleada de “protestas” nació espontáneamente en el frío público luego de que abandonaran el escenario, finalizando un show perfecto pero de solo media hora.
Fueron la gran cosa nueva del Summercase el pasado verano, ahora dejan el listón más alto aún. Los amantes de la música queremos, necesitamos, una gira de Ratatat como cabezas de cartel. Es que bandas así nos permiten seguir creyendo y acaso, ¿No es eso lo más importante?
Nota: luego tocaron los Super Furry Animals, quienes gustaron a sus incondicionales pero no lograron que los ajenos dejemos de pensar en lo enorme que había sido el concierto anterior. / Adrián Mazzeo Bermudez.



Loud Pipes; himno de este 2007