jueves, 20 de diciembre de 2007

Gogol Bordello: Algunos le dicen magia...

Un gran concierto de rock se puede considerar como tal cuando los músicos están afilados y suenan bien. Cuando el público recibe las ondas sensoriales que llegan del escenario y estas explotan en sus cuerpos en mil formas positivas. Cuando enseña algo. Cuando es muchísimo mejor que la media de conciertos que se llevan vistos en ese año. Cuando, aparte del mero hecho musical, la lírica del show tiene un contenido sostenible y enriquecedor. Cuando el sonidista está en un gran día. Cuando la sala es ideal. Cuando hay un frontman enorme que hipnotiza a todo el que lo mire. Y, sobre todo, cuando la música es buena y llega desde el corazón.
Todo esto y mucho más tuvo el increíble concierto de Gogol Bordello en Madrid. Brillo, intensidad y baile por los cuatro costados. Algunos le dicen magia.
Eugene Hütz y los suyos expanden su infeccioso groove gitano y rabia punkie como nuevos dioses.

El público (todo el público) recibe esas líneas y las festeja con gritos eufóricos y saltos al unísono del bombo más fiestero de New York. El violín de Sergey Ryabtsev (de impecable camiseta de Slayer) rockea más que mil guitarras distorsionadas, se hermana con el acordeón de Yuri Lemeshev (¡de inverosímil camiseta de Faster Pussycat!) y juntos diagraman el particular sonido de GB sobre la sólida base de power trio de la banda.


Diversión incalculable y canciones perfectas (“Start wearing purple”, “Not a crime”, “Zina Marina”, “Alcohol”, “Wonderlust King”, “American wedding”, etc) para el directo perfecto.
Resumiendo cuentas, vale contar con que el grupo telonero francés La Phaze lo han hecho muy bien. Su jungle-punk de estudio se recrudece violentamente en directo y también hace bailar a lo loco. Cayeron los temas de su último disco Fin de cycle y dejaron a todo el mundo contento y esperando novedades sobre su próximo disco previsto para principios de 2008.
A propósito, entre las dos bandas, se adueño del micro el Sr. Dj Scratchy. Para quienes no lo conozcan este hombre avanzado en edad es ni más ni menos que el que pinchaba en los conciertos de los Clash y los Pogues hace muchos años. Considerado un erudito de la world music, aquí se despachó con una hilarante sesión de algo que sonaba como “cumbia medio-oriental”. Otro lujazo para una noche que recordaremos por muuuuucho tiempo.