lunes, 21 de enero de 2008

Paralelos 90s: La Revolución Industrial (antes) de NIN

El pasado 28 de octubre se cumplieron 30 años del lanzamiento en UK de Never mind the bollocks, Here´s the Sex Pistols, el único álbum de estudio editado oficialmente por la banda británica en su corta carrera. Ha habido conmemoraciones de todo tipo, pero quizá la más interesante sea la publicación en castellano de la autobiografía de Johnny Rotten, su líder, titulada No Irish, no blacks, no dogs (publicada en inglés en 1994).
Pero el punk no fue lo mejor de la década de los setenta en las islas británicas. A su lado, y de manera prominente, surgió un movimiento denominado industrial que revolucionó con mayúsculas la forma de crear e interpretar la música.
Para seguir con la sección Paralelos Noventas, aquí va una crónica del nacimiento de la música industrial, esa que en los 90 se popularizó en el mundo occidental gracias a gente como Trent Reznor. Pero antes de él hubo artistas igual de inquietos que sentaron las bases estéticas del hermano mayor del punk.




PONCHOGRANJERO, Especial para SANTO DEALER.

Trent Reznor tocó un nervio, profundo y enroscado, de la psique pop occidental. Con pantalones y cabello negrísimos, el líder de Nine Inch Nails (NIN, literalmente Uñas de Nueve Pulgadas, una frase usada para referirse a las brujas) masificó un estilo oscuro, marginal y contestario al agregarle un atractivo netamente sexual.
Reznor hizo por la música industrial lo que Elvis por el rithym and blues: popularizar estilos musicales ruidosos y subversivos nacidos, respectivamente, veinte años atrás.
Existe una larga historia detrás de los agonizantes gritos, el ritmo violento y espasmódico, la inmensa variedad de samplers y las guitarras punzantes de NIN. Porque el Industrial es el hermano turbado del Punk, su secreto familiar escondido en el sótano.
Ambos estilos surgieron oficialmente en el segundo lustro de los setenta en las islas británicas, emergidos de un doble naufragio: el descontento social y el aburrimiento musical. El industrial es, con creces, uno de los estilos más radicales que el rock ha engendrado hasta ahora.
“Lo único que encuentro interesante del rock en la actualidad es su sentido de peligro”, ha declarado Reznor. “Romper las reglas, hacer cosas que ofenden a la gente e incluso las agreden”. Pues eso.
¿De dónde viene la música industrial? Viajaremos desde la música artística underground inglesa hasta la juventud mediatizada y consumista de los noventa. Comprobaremos la creciente importancia de la guitarra en este tipo de música y conoceremos a sus pioneros, todos ellos ruidosos, escandalosos a la hora de crear acordes.

EN CONTRA DE LAS ÓRDENES DE LA SOCIEDAD (1975-81)
El concepto “música industrial” fue acuñado por un noble freak llamado
Genesis P-Orridge en 1975 en un lugar conocido como “Death Factory”. Esta “Fábrica de la Muerte” era un sótano situado en Hackney, uno de los distritos de la clase trabajadora de Londres. Se le nombró así por que debajo del agradable parque situado junto al edificio que alberga dicho sótano, hubo una fosa común en donde se enterraron los cadáveres de las víctimas de la fiebre bubónica del siglo XVIII. Su creador, Genesis (nadie sabe decir el por qué de su nombre bíblico), era un ex hippie sesentero que realizaba performances y que ocupaba la mayor parte de su tiempo en provocar problemas. Un tipo rebelde y contracultural. Era ya el líder de una banda llamada Throbbing Gristle, donde buscaba reflejar sus alrededores de “fosa común” a través de la música.
Para él, el rock era una expresión básicamente de los esclavos post-africanos que inventaron el blues y el jazz en USA. Pero su intención era encontrar una nueva vía musical para expresar los vicios de una sociedad muy distinta, industrializada, occidental y primordialmente blanca que ha desplazado a todos. “Ahora todos somos esclavos”, afirma Genesis, “y hoy, en Londres, los esclavos ya no trabajan en campos de algodón, sino en fábricas y deshuesaderos, realizando trabajos repetitivos y ruidosos con una frecuencia envolvente debido a la tecnología”.
Junto con algún amigo cercano, decidió nombrar ese nuevo tipo de música como industrial, debido, básicamente, al contexto espacial que les rodeaba.

Throbbling Gristle, 1981


Los inicios de la música industrial se remontan al nacimiento de dos grupos ingleses: Cabaret Voltaire y Throbbing Gristle (da repeluz al traducir algo así como Cartílago Palpitante. Imaginen ustedes las posibilidades para tal nombre. Sin embargo, el adjetivo throbbing sugiere directamente connotaciones al pene en revistas pornográficas).
Fueron estos últimos los primeros en grabar en disco puramente industrial, en 1978, titulado Second Annual Report. Pero meses antes de su publicación, la banda ya era famosa por sus actuaciones en directo, novedosas, catárticas y caóticas.

ANTECEDENTES LABORALES DE GENESIS P-ORRIDGE Y SU BANDA

Genesis P-Orridge vivía su fase hippie en Londres cuando, en un clásico guateque de finales de los sesenta, conoció a una chica inglesa de largos cabellos negros, 16 años y abandono de hogar familiar. Cosey y Genesis vivieron como pareja artística y amantes en varias comunas, hicieron teatro callejero (el movimiento artístico del que también surgió el actor Peter Coyote) y le dieron vida a su propia compañía escénica, donde cabían todo tipo de eventos: autoflagelación, masturbación, copulación o la psicodélica actividad de beber orina ante el público.
A menudo, Genesis se inyectaba una aguja hipodérmica en el escroto para luego extraer jeringas llenas de su propia sangre y después volver a inyectársela en el brazo. Arengaba que era una buena manera de desprogramar el condicionamiento social y personal respecto a los tabúes sexuales y las distintas formas de percibir la realidad.
A mediados de los setenta, Genesis sintió que había cumplido sus metas en el escenario y centró su atención en lo que él mismo llamó “un blanco más grande”: los medios masivos y la cultura popular.
“Siendo producto de los radicales sesenta, yo era –y todavía soy- un idealista que quiere liberar las mentes jóvenes del sentimiento de no ser capaz de lograr y expresar todo lo que traen dentro. En otras palabras, contradecir las órdenes de la sociedad”, ha contado en una entrevista a la desaparecida RayGun hace años.
Esto le llevó a elegir entre televisión y música popular; eligió esta última por parecerle, ciertamente, una forma de trabajar más accesible a la juventud.
Cosey, la novia, cruzó la línea entre arte escénico y porno real trabajando como stripper, modelo nudista y actriz de filmes para adultos mientras se fundaba Throbbing Gristle, y ella se convirtió en guitarrista y trompetista del grupo. Todo ello sin experiencia previa.
Al inicio se les unió Chris Carter, geniecillo de la computación que había construido su propio sintetizador y parte del equipo que usaba el grupo, como los efectos sonoros con que se trataban las guitarras.
El cuarto miembro fue Peter Christopherson, alias sleazy, un artista gráfico exitoso que, entre más cosas, es el creador del famoso y enorme puerco inflable que aparece en la portada del Animals, de Pink Floyd. (Después ha dirigido videos para NIN y grabado discos con su grupo Coil en el mismo label que Reznor, Nothing) Peter se encargaba de mezclar sonidos y diálogos pregrabados con otros recursos en su música.
A pesar de que Genesis era un baterista experto, decidió convertirse en el bajista de la banda, además de cantar y tocar el violín. Su peculiar manera de acercarse a los instrumentos de cuerda consistía en imitar a los niños: sin afinar y experimentando todo lo posible.
El único de la banda que tocaba lo que sabía y le gustaba, los teclados y el sintetizador, era Chris. A su vez, todos usaban los inventos que éste creaba: cajas de ritmo, distorsionadores y demás artilugios que cambiaban el sonido (era habitual que Cosey, la guitarrista, tocara con un guante de piel porque prefería ese sonido)
En cuanto a composición y producción, Throbbing Gristle tomó las (entonces) incisivas teorías de William Burroughs y del poeta Brion Gysin. Ya se sabe, Burroughs escribía un texto, luego lo cortaba en pedacitos y al final acomodaba las mismas piezas pero al azar: una técnica aparentemente alucinada pero que refleja muy bien el realismo ácido. Cuando aplicó esta misma técnica a conversaciones grabadas y programas de televisión, el heroinómano que mató a su novia jugando al Guillermo Tell con pistola en un motel de Ciudad de México, inventó lo que después la misma cultura popular y la música de finales del siglo XX han sobre explotado: el sampleado, la fragmentación.

Cabaret Voltaire